domingo, 9 de abril de 2017

Imaginarios y Lógicas de la Prostitución




Magdalena González




Imaginarios y Lógicas de la Prostitución
Por Magdalena González - Publicado en Abril 2010




     En relación a la hipótesis de Freud del origen de la sociedad patriarcal, según la cual los hijos cometen parricidio para apropiarse de las mujeres que el padre sometía bajo su poder absoluto, Gregory Zilboorg[1] considera  que “las palabras de Freud se ajustan más a un acto de violación que al asesinato del padre” (...) “el hecho primordial  no tiene relación con la paternidad,(...) el acto no surgía del amor o de la anticipación de la paternidad, tampoco de la tierna solicitud...era un asalto...un acto fálico y sádico”. (…) La idea de la familia nació originalmente de la fuerza de la explotación económica,(…) sus esposas asarían su carne y atenderían todas sus demás necesidades”.

     Carole Pateman cita estas y otras consideraciones de Zilboorg, y ella observa que la apropiación forzada, y la violación de las mujeres por parte del padre, previo al parricidio, seguirá siendo cometido por los hijos después.

     Dice Freud “No hay nada que los hermanos puedan hacer si desean vivir juntos más que erigir la prohibición del incesto…así ellos salvan la organización que los hizo fuertes”    Más allá del asesinato del padre, la interdicción sigue existiendo, pero no respecto de la liberación de las mujeres.

   Lacan[2] cita a Freud en “El malestar en la cultura”  “Quienes prefieren los cuentos de hadas hacen oídos sordos cuando se les habla de la tendencia nativa del hombre a la maldad, a la agresión, a la destrucción y también,  por ende, a la crueldad,(...) el hombre intenta satisfacer su necesidad de agresión a expensas de su prójimo, de explotar su trabajo sin compensación, de utilizarlo sexualmente sin su consentimiento, de apropiarse de sus bienes, de humillarlo, de infligirle sufrimientos, de martirizarlo y de matarlo. Y acota Lacan: “Si no les hubiera dicho de entrada la obra de la que extraigo este texto, habría podido hacerlo pasar por un texto de Sade”.

    Está bien claro que más allá del asesinato del padre, lo que se sigue sosteniendo, es ese principio de placer, sobre todo respecto de las mujeres.  

     Retomando a Pateman: “Ninguno de los hermanos podrá ser un padre primigenio, pero no renuncian al derecho sexual patriarcal. El derecho se extiende a todos los hermanos a través de la ley de la exogamia. Es decir: los hermanos hacen un contrato sexual. (…) El derecho sexual patriarcal deja de ser el derecho de un hombre, el padre, y se convierte en un derecho “universal”. La ley del derecho sexual del varón se extiende a todos los varones de la fraternidad”.[3]

Katsushika Hokusai
      Julia Kristeva se refiere a la tesis freudiana de la asimilación-identificación con el padre que realizaron los hermanos después de haberlo asesinado,  y haber compartido entre ellos el acto de comérselo, que  representaron en la comida totémica, cuya huella se encuentra en todas las religiones. “Así se convirtieron en él y él se convirtió en ellos. Y al convertirse ellos mismos en el poder, cesaron de quedar excluidos del poder. Contrajeron un pacto simbólico entre hermanos, que forman así un conjunto, una cultura (...)Tótem y tabú es la puesta en relato de una etapa capital de la hominización por la cual el Homo sapiens se convirtió en una animal social, al identificarse, no con la tiranía del padre, sino con su función de autoridad: tal es el acto de la hominización, el acto de la cultura. Las grandes ausentes en este asunto-supongo que se darán cuenta- son las mujeres”.
   Kristeva hace mención al silencio de Freud respecto al destino de la feminidad propia de los hermanos, en el sentido de “cómo habrán resuelto sus capacidades potenciales de haber sido también las mujeres de ese padre, a saber: las víctimas sometidas o pasivas de la pulsión sexual paterna”. Refiriéndose a ese silencio,  Kristeva menciona la fidelidad de Freud al pacto social, “regla de la sociedad por la cual las mujeres están apartadas de la religión de los hermanos”,  mientras también  reconoce la honestidad de él al expresar “(...) el sustrato homosexual del acuerdo sagrado: el desdoblamiento de este destino social como destino homosexual” (...). Ella continúa “Los hermanos se encuentran reunidos entre sí, reprimiendo su feminidad y alejando del espacio sagrado y social el intercambio sexual del que serán objeto las mujeres y que constituirá la esfera de lo privado, de lo erótico, de lo reprimido”.[4]

       La institución de la prostitución es el espacio permitido por la sociedad para que los hombres realicen toda cosa perversa contra las mujeres, digo perversa en el sentido en que dice E.Carpintero[5] “No es en relación a una norma lo que determina lo propio de las perversiones, sino una sexualidad al servicio de la muerte como pulsión”. 

    La facilidad del acceso al goce (patológico), la significación de que esa mujer degradada socialmente hablando, va a responder a un goce también degradado del hombre, que con otra mujer no va a encontrar. La estructura social que estamos viendo, implica un lugar donde la realización de toda fantasía es permitida hasta el goce sádico más cruel. Más allá de todas las religiones, y más allá de todos los valores. Como las guerras, expresión social de una forma, en este caso degradada, de la pulsión de muerte.

    Tratando de acercarme a la comprensión de tal ámbito en la actualidad, y para  detectar algunos imaginarios y también a procesos lógicos acerca de las múltiples formas de relaciones entre los géneros, realicé una investigación con grupos, cuyos integrantes se manifiestan entre otros temas, acerca de las relaciones de pareja, las relaciones casuales, y una de las formas de esclavitud a la que se expone a las mujeres, que es la prostitución. Aquí podemos observar la coexistencia de imaginarios patriarcales arcaicos y sus actuales formas de dominio, abuso y violencia, junto a  procesos lógicos que dan cuenta de relaciones en las que es posible la paridad entre los géneros.
 
Imaginarios y procesos lógicos acerca de la prostitución
Las conversaciones transcriptas a continuación pertenecen a una investigación más amplia sobre imaginario social, que incluye grupos de los dos géneros. Este segmento corresponde a un grupo de ocho hombres entre dieciocho y veintitrés años, pertenecientes a las tres clases sociales.

1) - Yo nunca me metí con pibas fáciles.  Yo quiero que  me cueste... cosa que cuando esté conmigo no ande mirando a nadie. Lo que pasa es que ahora todas las pibas hacen así: sí mi amor, sí mi vida... y le andan tirando besos al de al lado...                                                                                                1’) - No, depende, que nosotros seamos de esa forma no quiere decir que ellas lo sean. Además una cosa es mirar y otra cosa es desear, mirar siempre se va a mirar.
 - Pero si está con vos te tiene que respetar. Si yo veo a mi novia mirando a otro la dejo sin ojos. (Se ríe).



 2)   - Ahora los chicos en su gran mayoría, buscan iniciarse con alguna prostituta...
 - Pero ahora con la liberación femenina es más fácil la cosa.
    - Claro, uno no tiene necesidad de ir y pagar.

 - Te ahorrás el costo.

 3) - No, yo no voy a hacerlo sólo por sexo. Mi novia  siente más amor haciéndolo, lo hace mejor. Y yo siento amor por ella.

 4) - A un flaco le puede atraer la novedad, por unos pesos hacés negocio.
    - Lo hacen porque les gusta ir a esos lugares. La mayoría son los que tienen plata.
    - Los que tienen plata... ya probaron todo, ya no tienen qué probar.

 5) - Hay que probar con un flaco ¿no?.
    - Pero si te dicen: vamos al departamento de una mariposa ¿vos vas a ir?.
    - Pero eso lo hacen porque están drogados, les da todo igual.
    - Las prostitutas se drogan...para estar toda la noche ... para aguantar.

    6) - Y algunas deben disfrutar. Ganan plata y pasan un buen momento.
    - A mí me parece que una prostituta puede llegar a disfrutar, no sé, los primeros dos días de su trabajo, o la primera hora nada más.
    - Yo una vez fui a una despedida de soltero, y había una piba, jovencita, de diecisiete ó dieciocho años, muy linda la piba. Pero era: bueno, el que sigue... ¡Qué va a disfrutar!.
    -La mayoría te dice que hace eso porque tiene que mantener una casa...
    -Para mí no. Para mí buscan el camino fácil. Les gusta eso y entonces...¡bueno!.
    - ¡Ojo!, hay muchos casos que se inician en eso, después quieren salir y no pueden... porque es una mafia.
    - Porque la ven fácil, porque es un modo de ganarse la plata fácil...
    - No, por ahí es gente que no tiene familia, que viene de la provincia...o que la engañaron.

   Se da un intercambio de opiniones, subiendo la intensidad, hasta que uno irrumpe:
 7) - Para mí hay que matarlas a todas.
   - ¡¿Por qué?!.
   -Porque son una raza inferior.
   - ¡Qué  decís! ¡Cómo decís eso! ¡No es así!.
   - Cada uno tiene su derecho de hacer lo que le guste. Y si  a ella le gusta...
   - Hay que agarrarlas a esas y a los narcotraficantes y liquidarlos.
   - Esa es otra historia. A veces han entrado y han querido salir y no se lo permiten porque es una mafia.
   - El día que yo fui eran dos pibas, eran como siete lungos grandotes, traje, mejor departamento, todo....
   - Te das cuenta, vas caminando por la calle y están lo chabones con trajecito, saco... Te dicen: mirá flaco, y te dan la tarjeta, te llevo a ver la mercadería, y si te gusta....
   - Sí, aparte, es la mercadería, es como un pedazo de carne.
   - Y bueno, fijate qué feo es eso. Por eso, me entendés. Yo las mataría.
   - ¡No!, Además vos no podés entrar y decir: no, no me gusta ninguna. A veces, si vos bajas, no subís. Un amigo mío fue a comprar sábanas al Once. Le dieron una tarjeta. Pensó que era de un boliche, entonces bajó. Entró y vio chicas bailando... y el pibe se dio la vuelta y se iba. Se le pararon dos tipos así en la puerta: no, no, acá tenés que consumir o consumir, si no, no te vas. El tipo tuvo que gastar en un trago. Uno se da cuenta en esos momentos que las minas no salen más de ahí.
 - Es terrible, yo vi una piba con quince flacos, ella tendría diecisiete años. Ella controla y es diez minutos por flaco. Con cuántos flacos tiene que pasar la noche.
   - Yo en su lugar me muero.
   - Qué asco... yo las mato.
   - Matarlas no..., habría que ayudarlas.
   - Para ellas es un trabajo, bueh...dicen que es un trabajo.
   - Para mí no. No es un trabajo.  ¿No escucharon lo que dijeron ellos?.
   -Nacen prostitutas.
   - ¡No!, si vos sos hija de prostituta, hermana de prostituta, y nieta de prostituta, vos, ¿qué vas a ser?


    En (1) un representante del poder patriarcal marca el territorio, reclama el ejercicio de su “propiedad” bajo la forma de la exclusividad como mirada, retener la pulsión de la mujer hasta dentro del campo escópico. Si la mujer mira a otro no es de él, y es considerada infiel porque el goce de mirar o ser mirada es acaparado para la mirada exclusiva del “propietario”, así, hasta ese instante de la mirada les pertenece. Hay quienes necesitan que la chica sea “muy difícil”, es decir fácil de dominar, que no haya accedido a la autonomía, que a él le garantiza, ilusoriamente, el ser exclusivo, sin competencia.
    Un compañero de grupo acota que las mujeres “no son como ellos” (1’), y le aclara que el mirar no obliga al deseo, y que es normal, pero el opresor, recurre al “respeto”-temor, “la dejo sin ojos”, con el chiste expresa el alcance de su prohibición a la mirada, y el castigo de castración.

   Salen del ámbito de la mirada y manifiestan cómo se aborda a una mujer y lo difícil que es para algunos hombres. (2) Las “compran” o como veremos más adelante, o las tratan como compradas. Aparece nuevamente reconocido como ritual social el iniciarse sexualmente con mujeres prostituidas, y se refieren a esto manifestando su naturalización.   La liberación femenina es enunciada por uno, e inmediatamente denigrada con ironía por otro: “te ahorrás el costo” significa “son las putas que no cobran”.

   Considero el pago en prostitución como un simulacro de contrato que actúa como salvoconducto para la apropiación ilimitada del psiquismo y el cuerpo de las mujeres, que en la mayoría de los casos producen el efecto de lo que son, verdaderas torturas.  Para C.Pateman, el pago en prostitución, actúa dentro del pacto sexual, para el hombre, como indemnización que impediría (injustamente) que la mujer pudiera reclamar por los daños sufridos. 

 En ese instante alguien separa y se separa, de lo que dicen los otros: él tendrá relaciones sexuales por amor, y en una relación de paridad. Más allá de lo imaginario, según los tiempos lógicos (Lacan), empieza el momento de comprender, que en este grupo dura solo un instante, “...no voy a hacerlo solo por sexo” (3)  Pero inmediatamente comienza el tiempo de concluir, cae el argumento lógico (4) “...por unos pesos hacés negocio” otra vez la mujer como objeto. Esto es conocido en psicoanálisis, “sólo por sexo” es sin empatía, desubjetivizando al otro. Falta el factor erótico, los sujetos, sus particularidades, en fin... falta la relación. Sin esto, no existe la satisfacción para estos hombres, Freud ya se había referido a esta falta de satisfacción en “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” y es importante remarcar, es una de las características en la relación prostituidora. Lo que se puede dar es solamente a nivel de descarga pulsional, no hacia un otro como objeto de deseo. Y en esas condiciones, como pulsión agresiva, sin la componente relacional, libidinal en sentido amplio, podemos considerarlo manifestación de la pulsión de muerte por la condición de objeto a la que someten a la otra persona. Desde la naturalización de transformar la privación de los Derechos Humanos en transacción comercial, es el no límite.

   También incluyen el prostituir a hombres, que en este caso tiene semblante de mujer, (5) y si es “mariposa” está en la misma categoría que ella. El otro sexo y el propio son desarticulados en parcialidades.

   Como primer tiempo lógico la mirada inicia un proceso, que da lugar a un segundo tiempo lógico que es el tiempo de comprender, que comienza cuando empiezan a trabajar (6)   qué quiere una mujer y aquí aparecen los prejuicios, insostenibles,  acerca de que “algunas deben disfrutar y ganan plata haciéndolo”, “ Ganan plata y pasan un buen momento”, difícil les resulta reconocer el abuso que cometen, aunque aparece esbozado “por unos pesos hacés negocio”, imaginan muy a menudo que ellas gozan con ellos, creyendo que tal cosa es posible solo por su propio narcisismo, pero esa fantasía tampoco es tolerada, ya que tienen que darles dinero para ser aceptados.

   Continúa la conversación manteniendo cada subgrupo su posición, por un lado la realidad de lo que es esa práctica de la prostitución para las mujeres: el encierro, el miedo, la amenaza, el no poder aguantar a los prostituidores clientes, el no disfrutar, la responsabilidad económica con los hijos,  la actuación de las mafias. Aquí están a punto de concluir lo que preguntaba Freud ¿Qué quiere una mujer? Vemos diferentes imaginarios acerca de qué las hace gozar.

Hasta que impacta la violencia más desembozada: (7) “para mí hay que matarlas a todas (...) porque son una raza inferior”. Hay que matarlas a todas: si una mujer goza, entonces hay que matarla aunque sea con la palabra. Aparece lo femenino como una raza inferior. Cuando se le aclara que las mujeres prostituidas son tratadas como un pedazo de carne, contestará : “por eso, mirá que feo, por eso hay que matarlas a todas”. Saben que es feo lo que hacen con las mujeres en general, y es por esa depositación en ellas de todo lo cometido en su contra, que se las victimiza, además se maltrata a la mujer que ha sido vulnerada.   En el caso de las mujeres a quienes ellos han prostituido, son más castigadas precisamente por eso.

    Encontramos la expresión de las múltiples violencias de las que son víctimas las mujeres a quienes han prostituido: por ser mujeres, paradojalmente por haber sido prostituidas por ellos mismos, y por racismo,  y expresan además su fantasía de irreductibilidad del estado de ellas, fijándolas a ese “destino”. La realidad reflejada en este imaginario son niñas y mujeres inducidas, o secuestradas para cubrir el requerimiento masculino permanentemente en crecimiento.


    Continúa la argumentación, alguien dice que  “para ellas es un trabajo, bueh...dicen que es un trabajo” tal vez confundido con lo que se dice en los medios de comunicación, de todos modos sosteniendo el imaginario esclavista. Otro apela a un antiguo mito determinista como argumento: “nacen prostitutas”. Desde argumentos lógicos le contestan invitándolo a ponerse en el lugar de ellas, mostrándole el peso del aspecto cultural “si vos sos hija de prostituta, hermana de prostituta, y nieta de prostituta, vos ¿qué vas a ser?”

    En este grupo podemos apreciar que hay una lógica masculina en defensa de la mujer en general y de la mujer en situación de prostitución, en una posición realista. Y hemos conocido la expresión del paradigma patriarcal arcaico, basada en prejuicios tan antiguos como éste. A pesar de estar en América, donde sus pueblos originarios no dieron lugar a este tipo de explotación de las mujeres, sino recién a partir de la dominación europea (en nuestro caso la española). Incluso aún hoy algunas de estas culturas,  continúan preservándose de este tipo de esclavitud, del mismo modo que muchos otros hombres en todo el mundo, que no prostituyen a las mujeres.  Es importante valorar este tipo de datos, pues desmiente mitos que pretenden naturalizarla, con argumentos tales como que la prostitución es universal, y que siempre existió.

   Este antiguo mito de que las mujeres en esa situación “gustan de eso y ganan plata haciéndolo” además de liberar al prostituidor y a la sociedad de algún sentimiento de culpa, en este momento está muy utilizado en los medios para presentar la prostitución como algo atractivo y rentable para las mujeres.

   Los falaces argumentos de los tratantes de mujeres y niñas se siguen sosteniendo en estos mitos esclavistas, favorecidos por los medios de comunicación visuales y virtuales que las subyugan poniendo énfasis en la imagen de lo externo, bello y joven, y les miente nuevamente promesas de triunfo, placer, y también fama. Vemos ejemplos en T.V., internet, revistas y artículos en diarios y hasta en libros. Pero tanto las “escorts”, como las chicas V.I.P. algunas pertenecientes a familias acaudaladas, incluyendo a las que han comenzado casi niñas, comentan el pasaje de la prostitución a estar bajo trata como algo que en algún momento le sucede casi a cualquiera. Es asombrosamente fácil para ellos captarlas. Sony, jovencita de origen de clase media alta, de diecinueve años comenta “Había estado enferma, ya no tenía qué vender, me iba a quedar sin lugar donde vivir, y algo así era impensable...mientras no te sucede ni lo imaginás, pero cuando vienen los problemas, ya te falta la fuerza para afrontarlos, y en este ambiente, siempre aparece un tipo que te hace de “protector” y se queda con la mayor parte. Después... ya no podés salir,  además... tenés que irte a otro lado, a nadie le gusta verte desmejorada. Te quieren siempre divina, siempre alegre, siempre nena, pero sobre todo, ¡quieren que eso te guste! Para peor, aunque estés bien, se cansan enseguida, las buscan más chicas, Y es así...me muestro princesa porque a los hombres les gustan las chicas así pero...mirá...en esto...si me pongo a pensar...¡Es mejor no pensar!

    Para soportar la situación les es preciso no pensar, y para atraer a esos varones con ese imaginario, deben cumplir sus fantasías de uso, sobre todo, una de las fantasías-excusas del dominador, que es que “ellas lo eligen, a ellas les gusta”.

    En este momento podemos constatar en el mundo el peso del imaginario social patriarcal, a través del aumento y la gravedad de la violencia hacia las mujeres en general, y los horrores, entre otros, cometidos contra las mujeres en situación de prostitución, mientras en los medios de comunicación se las muestra como “oportunidad de empoderamiento para la mujer”.  Este argumento es esgrimido también por algunas  organizaciones internacionales que otorgan subsidios a proyectos para mujeres prostituidas, con la condición de que presenten a la prostitución como “trabajo sexual”, es decir, colocando a los proxenetas y sus mafias en el lugar de empresarios legales.

    Pero también podemos apreciar que cuando nos diferenciamos, como sociedad, de tales paradigmas arcaicos, podemos asumir que es posible una sexualidad al servicio de la pulsión de vida.








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